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miércoles, 26 de febrero de 2014



Juan Pablo Duarte
 
26 de enero 1813 - 15 de julio de 1876



De joven, Juan Pablo Duarte fue apegado a la lectura, traducía del francés y latín al español, y siempre fue un preocupado por la independencia de la República Dominicana.

Orígenes

Los padres de Juan Pablo Duarte fueron, Juan José Duarte un negociante oriundo de Vejer de la Frontera en la provincia española de Cádiz, quien casó en Santo Domingo con Manuela Diez Jiménez, oriunda de El Seibo, hija a su vez de padre español y madre dominicana.

Luego de la invasión de Toussaint en 1801, los Duarte emigraron hacia Puerto Rico, residiendo en Mayagüez. La familia regresó al país luego de terminada la guerra de la Reconquista en 1809, cuando el país volvió a ser colonia española.

Juan José Duarte instaló un negocio de efectos de marina y ferretería, único en su género en la ciudad de entonces, situado en la margen occidental del río Ozama, en la zona conocida con el nombre de La Atarazana.
 



Niñez

Juan Pablo Duarte y Diez nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813. Fue bautizado en la Iglesia de Santa Bárbara el 4 de febrero de 1813. Sus primeras enseñanzas las recibió de su madre.











Viaje formador

En 1828 o en 1829, con apenas quince años de edad, y acompañado del señor Pablo Pujols, comerciante ligado a su familia, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicándose en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España pero se asegura que incidió inmensamente en su formación.




Vida social en Santo Domingo

En 1832 aparece de nuevo en Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Entonces realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía urbana. Es testigo de matrimonios, apadrina bautizos y asiste a reuniones de carácter cultural.

Esa vivencia de la sociedad es la que le permite percibir que existe un sentimiento patriótico que rechaza la presencia de los haitianos en el país.

Inicio en la política

Ya en esa época el gobierno de Boyer había envejecido y de un gobierno liberal y progresista, pasó a ser una dictadura con graves problemas económicos y resistencia interna en su territorio original.

Juan Pablo era un joven apegado a la lectura y ávido de conocimientos, traducía del francés al español, así como del latín. Debió haberse entusiasmado con la cadena de independencias que se sucedían en el continente americano y en las cual el país no participaba.
 


La Trinitaria y La Filantrópica

El 16 de julio de 1838, fundó la Sociedad Secreta "La Trinitaria" con intenciones de independizar el país. Los primeros miembros de La Trinitaria fueron Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo.

Debido a que necesitaban promocionarse de manera velada surgió otra sociedad llamada "La Filantrópica" que hacía presentaciones de piezas teatrales para concientizar a los ciudadanos de la separación de Haití.

Años atrás el gobierno de Jean Pierre Boyer había descubierto una conspiración en Los Alcarrizos, un poblado cercano a Santo Domingo y ordenó ahorcar a los involucrados. Los Trinitarios sabían que arriesgaban la vida con sus actividades.

La Reforma Haitiana

En 1843 un grupo haitiano liderado por Charles Herard inicia una revuelta contra Boyer que repercutió en la parte oriental de la isla, Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo y envía a Matías Ramón Mella a negociar con Herard al poblado haitiano de Les Cayes. Por su parte, Duarte contacta a los hermanos Santana en El Seybo y los atrae a su causa.

Primer Exilio

Cuando Charles Herard llega triunfante a Santo Domingo en 1843 desata una cacería contra Duarte y Los Trinitarios. Juan pablo se ve obligado a partir en una goleta rumbo a Saint Thomas y de allí a "La Guaira" cerca de Caracas, Venezuela.

El padre de Duarte murió en Santo Domingo el 25 de noviembre del 1843 estando Juan Pablo exiliado.
 
 



Trinitarios en acción

Los Trinitarios encabezados por su presidente en funciones, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, llevaron a cabo las gestiones del movimiento independentista. Redactaron el Manifiesto del 16 de enero de 1844 en el cual quedaron plasmados los principios republicanos y liberales que Duarte predicó durante años y ratificaron, en ese documento, la firme voluntad de crear un Estado soberano.

La noche del 27 de febrero del 1844 los Trinitarios encabezados por Sánchez y Mella hicieron realidad el sueño Trinitario al proclamar la independencia dominicana enarbolando los principios que habían aprendido de Duarte.

Regreso a la patria

Juan Pablo regresó a Santo Domingo el 14 de marzo e inmediatamente se integró a la Junta Central Gubernativa dominada por sectores que no creían en la integridad del país.

Enfrentamiento con Santana

La Junta Central Gubernativa nombra a Duarte General y lo envía a Azua donde se realizaba un enfrentamiento con las tropas de Charles Herard. Duarte no está de acuerdo con las tácticas militares de Pedro Santana y ambos se enemistan. La Junta Central Gubernativa llama a Duarte a Santo Domingo.

Proclamado Presidente

El 4 de julio de 1844 en Santiago el Coronel Matías Ramón Mella, Comandante en Jefe del Departamento Central (Cibao), aclama a Juan Pablo Duarte como Presidente de la República Dominicana. Los Trinitarios gozaban de mucha simpatía en toda la región cibaeña. Seis días más tarde Duarte es proclamado Presidente en Puerto Plata.

Pedro Santana arrebata el poder.- Al enterarse de la situación Pedro Santana, héroe de la Batalla de Azua, llega a Santo Domingo y el día 14 de julio disuelve la Junta Central Gubernativa existente y crea una nueva excluyendo a los Trinitarios. Santana ordena arrestar a Sánchez y Mella. Duarte es perseguido y finalmente arrestado en Puerto Plata.

Días después Santana declara traidores a los Trinitarios y los expulsa del país.

Segundo Exilio

El 10 de septiembre de 1844 Juan Pablo Duarte parte al exilio embarcándose para Hamburgo - Alemania. Emprende su viaje de regreso para reunirse con su familia y llega a Saint Thomas el 24 de diciembre para proseguir a Venezuela.

En Caracas le sorprende la noticia del fusilamiento de la líder interna de los trinitarios, María Trinidad Sánchez, justamente el 27 de febrero de 1845, en el primer aniversario de la independencia.

Asumiéndose culpable de esta muerte, y evitando una guerra civil, Duarte desaparece de la vida pública, internándose en la selva venezolana, radicándose en la ciudad de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), donde pierde todo contacto con amigos y familiares durante más de quince años.




Duarte Restaurador

Luego de enterarse de las acciones durante la Guerra de Restauración Duarte desembarca en Montecristi en 1864 para ponerse a las órdenes del gobierno restaurador en armas de Santiago de los Caballeros. La Guerra Restauradora estaba decidida a favor de los dominicanos y el gobierno decidió nombrar a Juan Pablo como su representante en el exterior con la misión de obtener apoyo de Venezuela y las demás naciones americanas en la lucha militar contra España.


Última etapa

Duarte se quedó con su familia en Caracas, subsistiendo de una fábrica de velas hasta su fallecimiento el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad.

Sus restos fueron trasladados al suelo dominicano en 1884, por el gobierno de Ulises Heureaux (Lilís), que lo había declarado Padre de la Patria junto a Francisco Sánchez del Rosario y a Matías Ramón Mella.





Vida Estudiantil

En este artículo te encontrarás con el Duarte estudiante desde niño. Juan Pablo Duarte y Diez recibió sus primeras enseñanzas de su madre y, luego fue llevado a una pequeña escuela de niños.

Es mucho de lo que se ha hablado de la vida de nuestro prócer y padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, sin embargo, hoy en Educando estaremos conociendo a “Duarte el estuante”, a fin de destacar su buen desenvolvimiento estudiantil.

Desde sus primeros pasos como estudiante, Duarte dio muestra de su gran dedicación y empeño por los estudios.

Juan Pablo Duarte y Diez recibió sus primeras enseñanzas de su madre y, luego fue llevado a una pequeña escuela de niños, dirigida por una maestra de apellido Montilla.

Más tarde, pasa a una escuela primaria para varones, allí muy temprano dio muestras de su gran pasión por las enseñanzas. En seguida fue recibido en la escuela de don Manuel Aybar, completando sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.

Los datos que hablan de su aplicación en las aulas, muestran que se trató de un niño excepcionalmente inclinado a los estudios, narran que a los seis años ya sabía leer y decía de memoria el catecismo, como estudiante era presentado por los maestros como modelo de los demás.

Consagrado a estudiar, dedicaba gran parte de su tiempo a la lectura. En el almacén de su padre, daba clases gratis, de escritura y de idiomas a los que demostraban deseos de aprender, además ponía a disposición sus libros que él tanto apreciaba. En su vida de estudiante Duarte no sólo se dedicaba a las materias que les impartían, sino que además aprendió a tocar flauta y guitarra bajo la supervisión del profesor Vicente Mendoza.

Juan Pablo Duarte, siendo casi un niño recibió clases sobre teneduría de libros, ya adolescente bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Troncoso uno de los más sabios profesores de la época, estudió Filosofía y Derecho Romano, mostrando, una vez más, su gran deseo de superación y de amor por los estudios.

Cabe destacar que gracias a la dedicación de Duarte por las materias y su pasión por la lectura, sus padres deciden enviarlo al extranjero, con apenas quince años, donde aprende hablar y a escribir varios idiomas: latín, portugués, español, francés, ingles y alemán.

 
Un poco de historia

El 26 de enero de 1813 nace en santo Domingo el padre de la patria y fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, hijo de Juan José Duarte, comerciante español y Manuela Diez y Jiménez, oriunda de El Seibo, República Dominicana.

Su padre trabajó tesonera y provechosamente en su negocio de efectos de marina y ferretería, único en su género en la ciudad de entonces, situado en la margen occidental del río Ozama, en la zona conocida con el nombre de La Atarazana.

En esta época nacieron, además de Juan Pablo, dos de los cinco hijos llegados a mayores: Filomena y Rosa. Nacieron otros que murieron jóvenes: Francisca, Sandalia y Manuel.

Duarte falleció en Caracas, Venezuela el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad. 

 


El Prócer Educador


Duarte se convirtió en un excelente educador. Este ilustre hombre dominicano hijo de Juan José Duarte y Manuela Diez Jiménez, tubo en su época una gran incidencia en la educación y la forma de pensar de los criollos.


Son innumerables los atributos de Juan Pablo Duarte y Diez, el ideólogo y forjador de la independencia de la República Dominicana, liberada del yugo haitiano el 27 de febrero de 1844.

No cabe duda que este inmortal patriota aún en nuestro tiempo es un valuarte que se mantiene en la mente de todos los dominicanos porque sus ideas pernearon todos los sectores de la vida nacional.


Este ilustre hombre dominicano nacido de padre español, Juan José Duarte, y de madre dominicana, Manuela Diez Jiménez, oriunda de El Seibo, tubo en su época una gran incidencia en la educación y la forma de pensar de los criollos.

El profesor José Joaquín Saviñón, presidente del Instituto Duartiano, narra que desde temprana edad Juan Pablo Duarte pidió a su padre una habitación de la casa para dedicarse a enseñar a sus amigos historia, geografía e idiomas pero sin dejar de lado sus ideas de liberar a su nación de cualquier otro país opresor.

Saviñón al igual que Educando entiende que la mayor obra educativa de nuestro patriota fue desarrollada a través La Trinitaria y La Filantrópica.

La obra educativa de Duarte enfocada hacia la sociedad puede ser presentada en la fundación de la sociedad secreta La Trinitaria y la creación del grupo teatral La Filantrópica, aunque estas organizaciones tenían un fin eminentemente político no se puede negar que a través de estas se transmitió una forma de pensar donde se exponían ideas de libertad que creaban conciencia en la población, por lo que puede entender que esta era una forma de educar y concienciar a los dominicanos.

Estas dos organizaciones fueron recursos empleados por nuestros patriotas y especialmente por Juan Pablo Duarte para educar e instruir a los dominicanos bajo la represión haitiana, sus alcances y la forma de que los criollos pudiéramos salir de ese régimen.
La Trinitaria fue fundada por este ilustre dominicano el 16 de julio de 1838, después de haber realizado una discreta labor de proselitismo.


Esta organización fue el instrumento político utilizado por la clase media urbana para concretizar sus ideales de independencia que comenzó a desarrollarse a partir de 1830 en momentos en que el régimen del presidente haitiano Jean Pirre Boyer confrontaba problemas económicos, así como conspiraciones tendentes a lograr su derrocamiento.

Esta agrupación respondía a una estructura celular, tenía por lema "Dios, Patria y Libertad" y sus primeros miembros fueron Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra, Benito González, Felipe Alfau y Juan Nepomuceno Ravelo.

Más adelante, mediante la idea de Duarte, surgió otra sociedad "La Filantrópica" destinada a realizar una importante labor de propaganda mediante la representación de piezas teatrales.

La Filantrópica surgió luego de disuelta la sociedad secreta “La Trinitaria” desintegración atribuida a la actitud de Felipe Alfau, uno de los primeros integrantes de esta, con lo que se buscaba salvar sus vidas.

A pesar de disuelta La Trinitaria muchos jóvenes dominicanos permanecieron con sus afanes para lograr la independencia nacional por lo que optaron por construir esta nueva junta patriótica en la que simularían una sociedad de tendencias creativas llamada “La Filantrópica.

En lo adelante el teatro fue el medio para mantener viva en el espíritu público la idea separatista.

Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas para difundir los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa.




 

Poemas



Para que conozcas más a profundidad a Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria y poeta, Educando te presenta varios poemas de la autoría de nuestro prócer.

La Cartera Proscrito

Juan Pablo Duarte y Diez (1813-1876)

Cuán triste, largo y cansado; cuán angustioso camino, señala el ente divino al infeliz desterrado. Ir por el mundo perdido a merecer, su piedad, en profunda oscuridad el horizonte sumido.

Que triste el verlo pasar tan apacible y sereno, y saber que allí en su seno es la mansión del pesar.

El suelo dejar querido de nuestra infancia testigo, sin columbrar a un amigo de quien decir me despido.

Pues cuando en la tempestadse ve guerrear la esperanza, estrellase en la mudanza la nave de la amistad.

Y andar, andar errabundo, sin encontrar del camino el triste fin que el destino le depare aquí en el mundo.

Y recordar y gemir por no mirar a su lado, algún objeto adorado a quien; te acuerdas? decir.

Llegar a tierra extranjera sin idea alguna ilusoria, sin porvenir y sin gloria, sin penares ni bandera.





Himno

Por la cruz, por la patria y su gloría denodados al marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos.

Del inicuo en el alma no cabe por la patria el aliento rendir, pero el hombre virtuoso bien sabe que por ella es honroso morir.

El esclavo soporta su suerte aunque oprobia su triste vivir; pero el libre prefiere la muerte al oprobio de tal existir.

Pueda, pueda ese mísero esclavo sin honra y sin patria alentar, que el libre, el honrado y el bravo a la patria sabrán libertar.

Los que queden, patricios hermanos nuestros restos sabrán inhumar, y los restos de tantos hermanos como buenos harán respetar.

Los que queden dirán a sus hijos: aquí, hijos, supieron morir por nosotros, y en cantos prolijos nuestros nombres se oirán repetir.

Los que queden sabrán diligentes nuestros hechos gloriosos narrar, y las glorias de tantos valientes nuevos hechos impulsar.

Los que queden, del patrio cruzado, los ejemplos sabrán imitar, y la sangre del patrio soldado sus hermanos sabránla vengar.

A la Patria vendiendo al León fiero Iscariote pensó encadenar: pero el Dios que profana el ibero las cadenas le impulsa a quebrar.

Adelante, patricio constante, por la patria a vencer o morir: es infame quien dude un instante que sin patria es mejor no vivir.  Nacionalismo  “Nuestra    Patria    ha    de    ser   libre   e
independiente de toda potencia  extranjera
o se hunde la isla”.  




Unidad de las razas 

“Los blancos, morenos,
cobrizos, cruzados,
marchando serenos,
unidos y osados,
la patria salvemos
de viles tiranos,
y al mundo mostremos
que somos hermanos”.




 Poder 

“Todo poder dominicano está y deberá estar
siempre, limitado por la ley y ésta  por la
justicia, la cual consiste en dar a cada uno
lo que en derecho le pertenezca”. 




 Romance 

Era la noche sombría,
de silencio y de calma;
era una noche de oprobio
para la    gente   de   Ozama. 

Noche de mengua y  quebranto
para la Patria adorada.          
El recordarla tan sólo                
el   corazón   apesara.           

Ocho los míseros eran        
que mano aviesa lanzaba,     
en pos  de sus compañeros  
hacia la extranjera playa. 

Ellos que al nombre de Dios,
Patria y Libertad se alzaran;
ellos que al pueblo le dieron    
la Independencia anhelada.
Lanzados fueron del suelo       
por cuya dicha lucharan; 
proscritos, sí, por traidores     
los que de lealtad sobraban. 

Se les miró descender                
a la ribera callada,                     
se les oyó despedirse,                    
y de su voz apagada                   
yo recogí los acentos                    
que por el aire vagaban.

SIN TÍTULO

Cuando supo del fusilamiento de Tomás de la Concha

Pensé cantar mi desventura impía y airado el numen se negó a mi intento; pensé cantar y en la garganta opreso el canto se trocó en lamento.

Pugné otra vez y a mi tenaz empeño rompiese el plectro y reventó la lira; por eso horrible cual letal ensueño en canto sordo el corazón delira.

Sordo y helado cual la tumba yerta en do reposas, adorado amigo, y el cual consagro a tuya que otra prenda no quedó conmigo.

Soy templario, me decías un día, Jacinto un tiempo de la Patria Amada Y en sacro fuego el corazón se ardía, Y Ozama el alma se sentía abrasada.

Tomás entonces con placer te oyó, y el alto honor de ser primera ofrenda, Como un templario merecer juró En la sagrada nacional contienda.

Tomás, de heroica abnegación modelo, De patriotismo y de valor dechado, Tomás, el timbre de mi patrio suelo, Honor y gloria de mi Pueblo amado.

¿Do está el amigo de mi tierna infancia, el compañero por demás valiente?¡Y nadie, nadie en su desierta estancia Responde al eco de mi voz doliente!





SANTANA

Ingrato, Hincha es tu suelo, Que producir no ha sabido Sino un traidor fementido.

Que habrá de serle fatal, Y tú, Prado, que aposentas Verdugo tan inhumano, Ay!... que por siniestra mano Sembrado te veas de sal.




SIRENAS DEL RIO OZAMA

1 De Mayo De 1865

Cuando supo que había salido del suelo patrio el ejército español.

“Cantad, alegres sirenas, Las del Ozama en la orilla, que ya para él no hay cadenas ni ya para él hay mancilla.

No os cuidéis de los cantares que aborta mi fantasía, ni de los negros pesares que rasgan el alma mía.

Cantad, sirenas, cantad, cantad un canto por mí, que anuncie la Libertad al suelo donde nací".




ANTÍFONA

Un himno santo de lealtad cantemos Los que en el pecho la lealtad llevamos, Los que de libres blasonar podemos, Los que a la Patria autonomía juramos. Un himno santo que al Señor le plazca Y escuche el mártir cual de gloria ensueño, Que a nuestra alma en su dolor complazca, Y al Iscariote le conturbe el sueño.




CANTO DE GUERRA

(Estrofas)

Quisqueyanos, sonó ya la hora De vengar tantos siglos de ultraje, Y el que ha Dios y a su patria desdora Que en oprobio y baldón se amortaje.

No más cruz que la cruz quisqueyana, que da honor y placer el llevarla; Pero el vil que prefiera la hispana Que se vaya al sepulcro a ostentarla.

EL CRIOLLO

(Estrofas)

Las cárceles llenas De probos patricios, y a algunos condena A oscuros suplicios, Mientras otros expulsos Del suelo natal, Maldicen convulsos Al genio del mal.

Devora en su saña Vecinos honrados, Y en sangre se baña De inermes soldados.

Y ultraje i desdora La sangre del Cid: ¡Si acaso lo ignora, Sabrá lo en la lid! Ni el sexo perdona Su rabia feroz; La casta matrona, La niña precoz. La niña inocente, Tampoco el anciano, Encuentran clemente Al vándalo hispano.

¿Derecho de gentes, En que te ofendimos? Nosotros valientes, Honrarte supimos.

¿Por qué un vil tirano Conculca tus Leyes? Porque es un villano Mandado por Reyes.

Un tiempo fue gloria La gloria de España, Mas hoy es escoria No más y patraña: A viles traidores, Reptiles inmundos, Los colma de honra A faz de dos mundos. Y ¡Oh! ¡cuál tronara Allá el Benavente, Si al mundo tomara Y viera a su gente: ¿Ya no hay castellanos, Diría en mi nación? ¡Afuera, gitanos! ¡Afuera el Borbón!

Mas ni hay Benavente, Ni hay ya España: Su cetro potente Tornase de caña;
Tan extraña y vana Cual son los Barbones: Su timbre un Santana, Blasón sus traiciones. Clamando venganza, Clamando justicia, De tanta matanza, De tanta injusticia.

Al campo volemos Queridos hermanos: La tierra purguemos De tantos insanos.

Al arma, valientes, Criollos constantes, Marchad diligentes, Marchad arrogantes: Librémonos todos Del vil e inhumano Padrastro y no padre Del Dominicano.

Los blancos, morenos, Cobrizos, Cruzados, Marchando serenos, Unidos y osados, La patria salvemos de viles tiranos, Y al mundo mostremos Que somos hermanos.




ROMANCE

Era la noche sombría, Y silenciosa y de calma; Era una noche de oprobio para la gente de Ozama. Noche de mengua y quebranto Para la Patria adorada. El recordarla tan sólo El corazón apesara.

Ocho los míseros eran que mano aviesa lanzaba, En pos de sus compañeros Hacia la extranjera playa. Ellos que al nombre de Dios Patria y libertad se alzaran; Ellos que al pueblo le dieron La independencia anhelada.

Lanzados fueron del suelo Por cuya dicha lucharon; Proscritos, si, por traidores Los que de lealtad sobraban. Se les miró descender A la ribera callada, Se les oyó despedirse Y de su voz apagada Yo recogí los acentos Que por el aire vagaban.




TRISTEZA DE LA NOCHE

(1813-1876)

Triste es la noche, muy triste para el pobre marinero a quien en el Ponto fiero acosa la tempestad.

Triste es la noche, muy triste para el infeliz viajero que en el ignoto sendero descarnó la oscuridad.

Triste es la noche, muy triste para el mísero mendigo que si pan, tal vez, ni abrigo maldice la sociedad.

Triste es la noche, muy triste para el bueno y leal patricio a quien aguarda el suplicio que le alzó la, iniquidad.

Mientras que del expatriado no cambia la suerte ruda y aún la misma muerte cruda parece que le ha olvidado.

Ve cómo asoma al dintel de su albergue miserable desterrando inexorable la escasa luz que había en él;

Ve como extiende su manto de tinieblas al entrar con ellas aumentar del alma el hondo quebranto.

Que viene en pos de su huella todo cuanto fue y existe, y con su sombra se viste de color triste que ella.

El corazón en dolor ve venir la noche yerta la adusta frente cubierta de insomnio, angustia y rigor.




SUPLICA

Si amorosos me vieran tus ojos Acabaran mis penas en bien, Pues quitaras así de mi sien La corona que ciñe de abrojos. Ya mi pecho volvieras la calma Que otro tiempo gozó placentero, Y hoy le niega el destino severo Insensible a las penas del alma. No le imites, Señora, te ruego, no te cause placer mi amargura, Y al mirar mi acendrada ternura No me tomes como él el sosiego, Que no en vano se postra mi amor A los pies de la esquiva beldad: No me digas ¡oh no! por piedad Que me tienes también en horror, ¡Pues es tal de este amor la vehemencia, Que no obstante el rigor de mi suerte, Yo he jurado por siempre quererte... A pesar de tu cruda inclemencia!




DESCONSUELO

Pasaron lo días De paz y amistad, De amor y esperanza, De fina lealtad. Pasaron las glorias. La gala y primor; Quedaron recuerdos De amargo sabor.

Recuerdos que al alma Del mísero amante, La luz entristecen Del Sol más brillante: Que avieso destino Siniestro, sombrío, Marmóreo, implacable, Abrúmale impío. Amante y amigo Mostró su nobleza: Sus obras dejaron Lealtad y pureza, Y aleves, traidores, Llamáronle infiel, Brindándole en burla Vinagre con hiel.

Y en vano al impulso De tanta maldad, En vano ha clamado Pidiendo equidad. El mundo no ha oído Su justo clamor, Ninguno ha escuchado Su voz de dolor. Por eso alza la frente En altivez y en calma; Aun cuando tiene el alma De negra pena henchida, Y aun cuando mortalmente El pecho herido siente, No exhalará un quejido, Ni más dará un gemido. Mas, tú, noche triste, Que escuchas su acento,

Que sabes de su alma El crudo tormento, Ocúltale al mundo Su acerbo penar, No digas a nadie Le has visto llorar, E ignore por siempre Su amado tesoro, Que siente más que ella Su mengua y desdoro,

Y entienda más bien La cruel cuanto impía, Que vivo gozando De paz y alegría. Y vivan felices, Que acaso algún día. Habrán de llorar Su negra falsía entonces de menos Tal vez se echará, Su puro cariño...¡Más tarde será!

Tomados de la obra “Poesías y Canciones de la Patria” de Fiume Gómez.




 

 
 

2 comentarios:

  1. Gracias por este contenido me gusto mucho, mil gracias....

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  2. Me siento regocijado, al saber que te ha gustado el tema, y no solo eso, sino que también has aprendido mucho del mismo.

    Te exhortamos a que se lo des a conocer a todos tus amigos en general, para que ellos al igual que tu se enriquezcan intelectualmente.

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