BIG DATA
Igualmente, el mismo término se refiere a las
nuevas tecnologías que hacen posible el almacenamiento y procesamiento, además
de al uso que se hace de la información obtenida a través de dichas
tecnologías.
¿DE
DÓNDE VIENEN LOS DATOS?
La información disponible a
nivel mundial han crecido de manera exponencial en los últimos tiempos. Pero…
¿de dónde vienen esos datos? Hay múltiples fuentes. Destacaremos las
siguientes:
Ø
Producidos por personas: Mandar un email, escribir un
comentario en Facebook, contestar a una encuesta telefónica, meter información
en una hoja de cálculo, responder a un WhatsApp, coger los datos de contacto de
un cliente, hacer clic en un enlace de Internet… Infinidad de acciones que
realizamos en el día a día suponen una fuente de datos inmensa.
Ø
Entre máquinas: Sí, entre máquinas también se
comparten datos directamente, en lo que se conoce igualmente como M2M, que
viene del inglés «machine to machine». Así, los termómetros, parquímetros y
sistemas de riego automático de las ciudades, los GPS de vehículos y teléfonos
móviles, las máquinas expendedoras de bebidas y alimentos en un hospital, o los
contadores de electricidad de las viviendas, por poner unos pocos ejemplos, se
comunican a través de dispositivos con otros aparatos, a los que transmiten los
datos que van recogiendo. Las redes de comunicación para llevar a cabo estas
acciones son muy variadas. Entre las más conocidas están el Wifi, el ADSL, la
fibra óptica y el Bluetooth.
Ø
Biométricas: Los datos que tienen como
origen artefactos como sensores de huellas dactilares, escáneres de retina,
lectores de ADN, sensores de reconocimiento facial o reconocimiento de voz. Su
uso es muy extendido en materia de seguridad en todas sus variantes (privada,
corporativa, militar, policíaca, de servicios de inteligencia, etcétera).
Ø
Marketing web. Nuestros
movimientos en la Red están sujetos a todo tipo de mediciones que tienen como
objeto estudios de marketing y análisis de comportamiento. Por ejemplo, cuando
se realizan mapas de calor basados en el rastreo del movimiento del cursor por
parte de los usuarios de una web, en la detección de la posición de la página,
o en el seguimiento de desplazamiento vertical a lo largo de esta. Con esos
datos se llega a conclusiones tales como qué partes de una página atraen más al
usuario, dónde hace clic o en qué zona de esta pasa más tiempo.
Ø
Transacciones de datos. El
traspaso de dinero de una cuenta bancaria a otra, la reserva de un billete de
avión o añadir un artículo a un carrito de compra virtual de un portal de
comercio electrónico, serían algunos ejemplos.
Así, con todas estas fuentes de datos
descritas, puedes imaginar que la cuantía de ellos es tremenda. Y aún así,
probablemente te quedes corto en tus cálculos.
Para que te hagas una idea, y
centrándonos únicamente en una pequeñísima porción de los datos producidos por
las personas, en el año 2017, durante un solo minuto, de promedio y a nivel
global, se enviaron 156 millones de correos electrónicos, se realizaron 3
millones y medio de búsquedas en Google, se mandaron 16 millones de SMS, se
postearon 46.200 nuevos contenidos en Instagram, se generaron 452.000 tuits y
se publicaron 1,8 millones de snaps en Snapchat.
¡En un minuto! Multiplica eso
por los 525.600 minutos que tuvo el año y añádele los miles de ejemplos
adicionales que no hemos puesto aquí. ¿Parece inabarcable verdad? Pues lo iba a
llegar a ser, y en previsión de evitarlo, ante una necesidad nueva, apareció
una solución nueva: el Big Data.
Fuente
Bibliográfica:
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