La cinta magnética es un tipo de medio o soporte de almacenamiento de datos que se graba en
pistas sobre una banda plástica con un material magnetizado,
generalmente óxido de hierro o algún cromato. El tipo de
información que se puede almacenar en las cintas magnéticas es variado, como vídeo, audio y datos.
Hay diferentes tipos de cintas, tanto en sus medidas físicas como en su
constitución química, así como diferentes formatos de grabación, especializados
en el tipo de información que se quiere grabar.
Los dispositivos informáticos de almacenamiento masivo de datos de cinta
magnética son utilizados principalmente para respaldo de archivos y para el proceso de información
de tipo secuencial, como en la elaboración de nóminas de las grandes
organizaciones públicas y privadas. Al almacén donde se guardan estos
dispositivos se lo denomina cintoteca.
Su uso también se ha extendido para el almacenamiento analógico de música (como
el casete de
audio) y para vídeo, como las cintas de VHS (véase cinta
de video).
La cinta magnética de audio dependiendo del
equipo que la reproduce/graba recibe distintos nombres
- Se llama cinta de bobina abierta si es de magnetófono.
- Cartucho cuando es utilizada en cartucheras.
Origen
Los principios de la grabación magnética fueron obra del
inglés Oberlin Smith en 1878.[1]
El primer dispositivo de grabación magnética, el Telegráfono
(Telegraphone),[2]
fue realizado y patentado por el inventor danés Valdemar
Poulsen en 1898.[3]
El Telegrafo 1878
Poulsen hizo una grabación magnética de su voz a lo largo de un alambre de
piano, con la finalidad de dejar un mensaje grabado en la central telefónica
cuando no se encontraban los usuarios en casa, para la compañía en la que
trabajaba como técnico.
Poulsen continuó desarrollando el equipo después de haber colaborado para Mix & Genest, y Siemens & Halske (antecesor de la compañía Siemens), y creó su propia compañía, “Dansk Telegrafonfabrik”, en donde produjo un telegráfono simple con discos que grababan hasta 2 minutos y uno más complejo de cinta de alambre que grababa hasta 30 minutos.
Más adelante se hicieron diferentes modelos de grabadoras magnéticas con el mismo principio de grabación. En Alemania se creó el Magnetófono; esta máquina utilizaba acero sólido en forma de cinta o alambre como medio de reproducción.
Hubo muchas adaptaciones y diferentes tipos de grabadoras magnéticas de voz, las cuales fueron comercializadas con diferentes usos en oficinas, la radio, la milicia y la telefonía. Cuando se estaban acabando los derechos de patente de Poulsen, Curt Stille —que era el responsable de las investigaciones para mejorar el telegráfono— produjo el ecófono en 1930 y lo dio a conocer en el mercado en 1933 como “Dailygraph”.[5]
Stille implementó en la grabadora de mensajes un sistema de carretes con la cinta-cable magnética, los cuales empotró en una repisa especial para reemplazar este componente al dar mantenimiento a la máquina. Esta unidad puede ser considerada el antecedente del formato casete, que permitió manipular fácilmente la cinta de alambre y reemplazar de forma práctica el material grabado.
Shellmar, a finales de la segunda guerra mundial -en 1945-, produjo las primeras cintas para la grabadora Soundmirror BK 401 y la grabadora Mail-A-Voice de disco; 3M después se interesó en la producción de la misma tecnología en cinta y estableció un laboratorio de desarrollo. El físico Wetzel, quien trabajó para esta última compañía, previó el desarrollo de un mercado potencial en el extranjero y apoyó la fabricación de cintas de buena calidad a nivel internacional.
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